Aletargada, como una crisálida que espera el momento de poder enseñar al mundo sus alas.
Acurrucada dentro de unos pensamientos que anhelan gritar emociones al universo.
Renacer olvidado y mágico de un fugaz instante.
Quizás nada esté perdido, solo mis ilusiones.
Quizás encuentre el camino, aunque no esté lleno de flores.
Nadie guiará mis pasos.
Intentaré encontrar sola esa senda por la que
discurren ríos de tranquilidad, montañas de
dulzura, bosques de alegría, selvas de amor.
Y si en la búsqueda me perdiese, ninguna
estela, ningún rastro, quedaría de mi existir.
Se borrarían de la tierra mis emociones y mis
anhelos, que renacerían gozosos en otras
formas, en otros cuerpos.
Buscando desesperados liberar por siempre sus alas prisioneras para con sus aleteos suaves
poder llenar de brisa fresca la esperada primavera.
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