Grande , infinito, luminoso y más rojo que nunca, el sol se muestra especialmente perezoso por el cielo, como si no tuviese prisa, como si este día hubiese sido muy importante para él y no quisiera decirle adiós.
Cada vez su color va tornándose más intenso, hasta que parece dibujar en el cielo una galería de colores, que danzan poseídos en torno a una bola de fuego carmesí, que contempla el reflejo de su preciosa soledad en el horizonte marino.
Despedida lenta y silenciosa que abrasa nuestro corazón, para cuando caiga la noche buscar consuelo en la tímida y pálida luna.
Esperanza del retorno renovado ,que el próximo amanecer iniciará de nuevo su senda estelar, para calmar así las almas que temieron su olvido eterno.
Siento que tus textos son un regalo del viento
Y su lectura la textura del acercamiento.
Siento que tus textos se visten de espuma
Y su lectura es el aliento de una dotada pluma.
Siento que hoy tengo una escusa
Para brindarte con pausa mi ternura.
Sintiendo el tacto de este abrazo
Que te estoy dando
Con la calma que de él se esta adueñando.
María del Carmen
¡¡ ¡¡ Que maravilla, María del Carmen, me encanta como transformas en poesia todo lo que tocas.!!! Muchisimas gracias , corazón.
EliminarMil besos
Hermosa manera de describir ese atardecer y la esperanza del amanecer, me gusto mucho,
ResponderEliminarsaludos,
Gracias Patricia por tu visita a este jardín, y gracias por regarlo con la generosidad de tu comentario.
EliminarUn saludo
Hermoso ocaso... luce con luz de amor ...
ResponderEliminarEs un placer entrar a tu jardín y quedarse un rato por tu vergel de imágenes y textos.
Sigo tu blog desde un blog amigo.
Besos de MA y feliz día.
El blog de MA.
Gracias MA por pasear por mi jardín. Y por tus amables palabras.
EliminarUn saludo