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domingo, 4 de marzo de 2012

Tras el cristal






Era una mañana de domingo alegre, en la que el sol hacía promesas de paseos cálidos y aromas casi primaverales.

Los primeras flores ya se han desperezado y las ramas se adornan con unos brotes que están deseando abrirse.

Los pajaritos ya tienen una actividad más frenética de lo normal preparando sus nidos, y surcando el cielo ya se pueden ver las siluetas de las primeras cigüeñas.
Había decidido calzar mis deportivas y salir a dar un largo paseo con mi perro por la senda al lado del río.

Él parecía saberlo y seguía mis pasos con atención y nerviosismo contenido, esperando impaciente como un futuro padre a  la puerta de un paritorio.
Pongo ropa cómoda , mis zapatillas , compruebo que la batería de mi mp4 esté a tope y cojo mi forro polar de la percha de la entrada.

En ese momento una oscuridad sospechosa empieza a colarse a través de la ventana, con pesar compruebo que la niebla empieza a tapar la cima de la montaña que tengo enfrente. Miro al cielo con esperanza , pero lo que veo no resulta nada halagüeño. Decido llevar un paraguas plegable por si acaso y en ese momento un fino repiqueteo suena en el cristal. Mi decepción es mayúscula cuando compruebo que ha empezado a llover, y además de una manera fuerte con un viento que hace imposible no mojarse aunque se camine con paraguas.

Marcha atrás a los planes. 

Me quitó todo el equipo y mi perro salta a mi alrededor sin entender lo que pasa.

Estamos los dos igual de chafados, yo me siento enfrente de esta pantalla y el se tumba en el suelo. Su hocico señala hacía su libertad: la puerta.

La lluvia es un regalo en un momento en el que la sequía amenaza con hacer estragos por todas partes, pero quizás podía haber llovido al final de la tarde  que sería igual de efectivo.

Las calles se han vaciado de gente y la melancolía se desliza por mi espíritu mientras la niebla acaricia suavemente los árboles. Un viento juguetón forma remolinos con la lluvia mientras las tejas vierten sus lágrimas en una suerte de llanto eterno.

Nunca llueve a gusto de todos.





5 comentarios:

  1. Me gusta caminar bajo la lluvia; empaparme; respirar hondo y llenar mis pulmones de pureza en lugar de polución.

    Habrán otros días soleados en los que podrás dar ese paseo suspendido. Disfrútalo.

    Pd: Gracias por visitar el desván y por la generosidad de tus palabras.

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    1. Gracias a tí por tu visita y sobretodo por hacer que las palabras que escribes suenen a música.
      Tienes razón, habrá días soleados en los que salir a disfrutar.

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  2. Sí, es cierto, la lluvia es necesaria..., pero podía haberse esperado un poquito. Yo soy de Almería, del desierto, y aunque comprendo la necesidad de los días lluviosos que se convierten en semanas, el sol es el que me levanta el ánimo.
    Un beso, y espero que puedas disfrutar de ese paseo pronto :))

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    1. Gracias por tu visita y por tu comentario. Indudablemente no es lo mismo la lluvia en Almería que en Asturias.... aunque siempre es necesaria.
      Un beso para tí también.

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  3. Aun así llueve.Aunque no sea del gusto de todos.
    Gracias por tu visita,abrazos.
    Me encantan las flores rojas.

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